Restaurante Martinho Da Arcada, Lisboa
Se come bien, pero es algo caro.
Martinho Da Arcada está situado en la Plaza del Comercio, nº 3, bajo los arcos o soportales. Es un local bastante amplio, aunque yo me puse en los veladores de la plaza. Se supone que es el restaurante más antiguo de Lisboa y se convirtió en la oficina improvisada del escritor Fernando Pessoa. Según dicen, en el restaurante todavia se conserva su mesa con su taza de cafe, una copa de aguardiente y varios libros. Ademas tiene muchas fotos de el en las paredes y recuerdos curiosos como un poema escrito en un menú con el que pagó la cena.
De entrada te intentan poner el típico conjunto de foie-gras y quesos, que yo normalmente rechazo porque, si no, se dispara la cuenta, al no ser nada baratos. En su lugar pedí melón con jamón.
La carta es bastante amplia, pero la especialidad de este restaurante son los pescados. Deliciosos tanto la dorada como el lenguado. Allí mismo, delante del cliente, los camareros le quitan las espinas con gran habilidad.
Para acompañar el pescado pedí vino de la casa, y ofrecieron un vino blanco de la región de Estremadura (Portugal), llamado Rimor, del 2006. La verdad es que era magnífico, y casi no me importó la jugarreta de un camarero, que además se la daba de gracioso. La jugarreta consistió en que pedí dos copas de vino e hizo como el que me entendió, y después trajo una botella. Cuando se lo dije, aclaró que sólo se servían botellas. Tampoco tiene demasiada importancia por la calidad del vino, pero no me gustó la jugada.
Los postres son bastante buenos. Recomiendo tanto la Tarte Amendoa (tarta de almendras) como el Bolo de Chocolate. Muy buenos los dos.
Del servicio no me llevé muy buena impresión, en parte por el camarero graciosillo y en parte también porque, a pesar de que había un buen número de camareros, eran bastante lentos al servir.
En resumen, creo que Martinho Da Arcada es un buen restaurante, se come bien, pero es algo caro --alrededor de 70 euros dos personas-- quizás aprovechando su historia y su antiguo cliente Pessoa. La verdad es que en Lisboa hay sitios donde se come igual de bien o mejor y son más baratos.
De entrada te intentan poner el típico conjunto de foie-gras y quesos, que yo normalmente rechazo porque, si no, se dispara la cuenta, al no ser nada baratos. En su lugar pedí melón con jamón.
La carta es bastante amplia, pero la especialidad de este restaurante son los pescados. Deliciosos tanto la dorada como el lenguado. Allí mismo, delante del cliente, los camareros le quitan las espinas con gran habilidad.
Para acompañar el pescado pedí vino de la casa, y ofrecieron un vino blanco de la región de Estremadura (Portugal), llamado Rimor, del 2006. La verdad es que era magnífico, y casi no me importó la jugarreta de un camarero, que además se la daba de gracioso. La jugarreta consistió en que pedí dos copas de vino e hizo como el que me entendió, y después trajo una botella. Cuando se lo dije, aclaró que sólo se servían botellas. Tampoco tiene demasiada importancia por la calidad del vino, pero no me gustó la jugada.
Los postres son bastante buenos. Recomiendo tanto la Tarte Amendoa (tarta de almendras) como el Bolo de Chocolate. Muy buenos los dos.
Del servicio no me llevé muy buena impresión, en parte por el camarero graciosillo y en parte también porque, a pesar de que había un buen número de camareros, eran bastante lentos al servir.
En resumen, creo que Martinho Da Arcada es un buen restaurante, se come bien, pero es algo caro --alrededor de 70 euros dos personas-- quizás aprovechando su historia y su antiguo cliente Pessoa. La verdad es que en Lisboa hay sitios donde se come igual de bien o mejor y son más baratos.
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