Restaurante Fialho, Evora, Portugal

Muy buena cocina. Excelente servicio. Precios elevados.

El restaurante regentado por los fialho es de los más afamados de Portugal por su cocina, teniendo tanto el restaurante como su Chef, Gabriel fialho, varios premios y distinciones. Esto es un detalle a tener en cuenta, porque garantiza dos cosas: que la comida es excepcional y que la factura final también lo será. No obstante, para evitar sustos es conveniente mirar la lista de precios, que se puede ver a la entrada.

fialho es un local bastante amplio, situado céntricamente, en la calle Travessa dos Mascarenhas, 16. Se supone que es recomendable reservar, pero yo no lo hice y no tuve ningún problema para encontrar mesa. Una vez dentro, te llama la atención varios detalles que confirmar que va a ser un sitio caro, como la música relajante que suena en el hilo musical o la pajarita que llevan los camareros, quienes, por cierto, hacen muestra de su profesionalidad y experiencia a cada momento, dando la impresión de que han sido formados en escuelas de hostelería de nivel.

Como anécdota, a pesar de la evidente calidad del restaurante, no pudieron evitar que hubiera una mosca muerta encima de mi mesa, que fue retirada por el personal. Algún comensal pícaro y sin escrúpulos la habría utilizado en el momento oportuno para montar un escándalo y comer gratis, pero no fue mi caso.

En cualquier restaurante Portugués, antes de traer el primer plato ofrecen uno o dos entrantes que el cliente tendrá que pagar, a no ser que se pida que se retiren. En fialho no. Aquí ofrecen hasta cinco platos. Este detalle es muy importante, porque como se acepten los cinco, la cuenta se puede disparar hasta límites insospechados. En mi caso sólo acepté el jamón (presunto en portugués). Yo siempre he pensado que el nombre del jamón en portugués le viene muy bien, porque en la mayoría de los restaurantes la apariencia del jamón tiene poco que ver con el jamón español. Pero el que pusieron en fialho era de pata negra, de Barrancos, de donde son los más afamados jamones de Portugal, y eso ya era otra cosa. Eso sí, el plato de jamón (algo menos de lo que suelen poner como media ración en España) salió a 9’50 euros.

Como plato principal me decanté por el lenguado a la plancha, que cobran según peso. Ya hay que ser valiente para pedir un plato así en un sitio como fialho, pero me dije que un día es un día. Me salió el pescadito por 30’10 euros, aunque tengo que reconocer que era de muy buen tamaño (430 gramos) y que estaba muy bien cocinado. Aunque también tengo que decir que en España, y en sitios con menos renombre, los he probado mejores y bastante más baratos. Otra buena opción es el bacalao asado (14 €), que es una de las especialidades de la casa.

Para acompañar los platos pedi media botella de vino blanco y me ofrecieron un vino de Arraiolos llamado Comenda Grande, de 2008. Muy bueno.

Cuando llega el momento de los postres, fialho hace un sexto ofrecimiento: queijadas, un delicioso postre típico portugués, y que en este caso acepté, y que cobraron a 1’35 € cada una.

En cuanto a los postres son caseros. Me decanté por el pastel (bolo en portugués) de chocolate con helado de vainilla (4’75 €). Dudé también entre el Tecolameco (4’80 €), que es un pastel hecho de almendra, huevo y canela, o la crema catalana.

En definitiva, cuando se va a fialho hay que tener en cuenta de que se va a un restaurante de prestigio y que, por tanto, se va a comer bien, pero la cuenta va a ser elevada.

fialho tiene una completa página web: http://restaurantefialho.com



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