Hostellerie de la Reine Jeanne, Les Baux de Provence, Francia

Uno de los mejores restaurantes donde he comido y, sin duda, el mejor en el extranjero. Mi reino por una comida en La Reine Jeanne.

Si se tiene la suerte de poder visitar la preciosa ciudad medieval francesa de Les Baux de Provence, se antoja impresdindible hacer una parada obligada en La Reine Jeanne. Es fácil de encontrar pues está en la calle principal de la ciudad, cerca de la entrada. El local es bastante espacioso y además cuenta con terraza. La terraza suele estar bastante frecuentada pero puede ser un poco incómoda si sopla el viento del norte, el mistral, que no perdona ni en verano.

Es conveniente reservar mesa cerca de las ventanas, para disfrutar de las vistas a las montañas, y comer temprano, a las dos como muy tarde, puesto que en Francia, como en la mayoría de los países extranjeros, es impensable comer más allá de esa hora.

El servicio es rápido y eficiente, y además nos encontramos con la agradable sorpresa de qué el camarero hablaba español y podía explicarte más o menos en qué consistían los platos, porque toda la carta estaba redactada en un perfecto francés.

Escogí el menú, temiendo más que nada que La Reine Jeanne fuera un sitio caro. No obstante, aun tratándose del menú, encontré todos los platos deliciosos y la carne en su punto, hecha al horno. Perfecta.

La entrada consistió en una especie de bol con unos pequeños pulpos en salsa. Muy bueno.

El plato principal fue filete de cerdo, acompañado del vino de la casa. Ambos magníficos. El nombre del filete de cerdo era concretamente "Le filet mignon de porc en noisette a la ventreche caramelissée", y la verdad es que no encuentro palabras para describir su extradordinario sabor. Otra buena opción hubiera sido el cordero: "souris d'agneau" --sonrisa de cordero su traducción literal--

El postre fue igualmente inolvidable: tarta de tiramisú con frutas. Había otros postres, pero, sin duda, el más llamativo para la vista parecía ese.

Finalmente nos encontramos con la agradable sorpresa de que, a pesar de la magnífica comilona, todo de primera, era bastante barato. Es más, yo he comido en restaurantes franceses muchísimos más caros y que no le llegan a la suela del zapato a la Reina Jeanne.

En definitiva, considero imperdonable visitar Les Baux de Provence y no comer en la Hostellerie de la Reina Jeanne.